jueves, 21 de abril de 2011

SUPERANDO LAS DISTANCIAS

TRANSPORTE EN LA COLONIA

A propósito de los problemas de transporte que se viven en la capital, nos acordamos de los transportes en los finales de la colonia en Chile. Un par de antecedentes.
Imaginemos que estamos en el año de 1772. Si quiere viajar en barco desde Valparaíso a Lima, tardará entre 20 y 30 días; y si quiere ir a Buenos Aires, lo puede hacer en cómodas carretas, pero le tomará un mes de viaje.
Y, en cuanto a la correspondencia, si le escribe a un pariente en España, deberá esperar hasta 90 días para que la carta llegue a su destinatario. ¡Es decir, tres meses!

Y si estos datos le parecen una exageración, ¿Cuánto cree que tardaba una noticia en llegar a la lejana colonia de Chile, pero en 1556, en tiempos de don García Hurtado de Mendoza?
Escuche la siguiente historia.
El 16 de enero de 1556 su Sacra Real Majestad don Carlos V, renunciaba al trono en favor de su hijo, quien pasaría a ser conocido como el rey Felipe II de España (El mismo de la Armada Invencible)
La Real Cédula con la noticia sólo fue recibida en la capital de Chile a principios de abril de 1558.
¡Había tardado más de dos años en llegar!

Gobernaba interinamente en Santiago el Licenciado Hernando de Santillán, un Oidor limeño, que reemplazaba al joven titular don García Hurtado de Mendoza, quien se entretenía en esos momentos en una campaña en el sur del país.
La noticia llegaba en momentos en que comenzaban las festividades de Semana Santa, donde todo era oración y recogimiento.  Y había que celebrar el ascenso al trono de Felipe II. Menudo problema.
Hernando de Santillán resolvió celebrar la “jura” (como se llamaba a tan solemne acto) para la festividad de Cuasimodo, que caería el 17 de abril.
(¿Qué antigua es la festividad de Cuasimodo, verdad?).
Y ese día, engalanados con ropas carmesí que pagó la ciudad, las más altas autoridades juraron lealtad al nuevo rey.
¡La vida… era más lenta en esos tiempos!

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