Iquique, después de los incendios. |
El día 16 de febrero habían desembarcado las tropas congresistas, abriendo las cárceles y liberando a los presos políticos, mientras se asaltaba y quemaba la imprenta "La Voz de Chile", diario balmacedista, cuyo dueño era el voluntario y tesorero de la Séptima Compañía, "Bomba Tarapacá", señor Enrique Silva Moreno.
Fue una trabajo efectuado bajo los disparos del combate, y vale la pena recordar ese terrible instante de nuestra historia bomberil.Es por eso que me ha parecido necesario extraer un valioso documento de esos días, que se encuentra en la sección "Documentos" del Libro "Reseña Histórica del Cuerpo de Bomberos de Iquique" de los autores Leonel Lamagdelaine, Alfredo Layza Bustos, y publicada por la Universidad de Chile en Iquuique, el año 1975.
Es una nota enviada por el capitán don Tomás S. Capella, de la 4a Compañía de Bomberos Ausonia al Comandante del Cuerpo, don Santiago Sanz.En esta nota podemos apreciar en toda su dimensión lo que fue la heroica actuación de nuestros bomberos en momentos tan sangrientos como difíciles.
Iquique, 28 de Febrero de 1891
Señor Comandante General del Cuerpo de Bomberos
Pte.
Señor Comandante General,
Cumplo con dar a Ud. cuenta del trabajo efectuado por la Compañía Italiana Ausonia No 4 en los incendios habidos durante la segunda mitad del mes que termina hoy, suplicándole disculpe la aglomeración de detalles y el retardo en razón a las circunstancias anormales atravesadas.
Días 16 y 17. En las primeras horas de la madrugada del 16, se hizo público en los cuarteles de la Guardia Urbana que la población había quedado sin fuerzas suficientes para mantener el orden. Natural era prever tumultos y en consecuencia practiqué visita a las distintas secciones en que he tenido y tengo dividida mi Compañía encontrándolas dispuestas a cumplir con su deber.
A las 8 a.m. el Señor Cónsul de Italia me comunicó que el Cuerpo iba a prestar servicio de ambulancia trasladando desde el punto en que debía detenerse el tren, al Hospital, los heridos que venían de la Pampa. Hice construir cuatro camillas de las que mi Compañía no estaba proveída, pedí otras cuatro al Hospital de Sangre y antes de los diez de la mañana numerosos voluntarios cumplían con esta humanitaria tarea. Como tuviese noticia de que en las horas de la tarde podían llegar más heridos y también para sostener el orden en ese establecimiento que se hallaba rodeado por numeroso gentío, deje una guardia de ocho hombres al mando del Teniente Señor Merani.
No eran las 12 m. cuando en la imprenta de la "Voz de Chile" se declaraba un Incendio; el fuego, esparcido en distintos puntos del edificio de dos pisos y especialmente en el entretecho de los altos, amenazó en pocos segundos no solo a la imprenta, sino a todo el circuito de la manzana.
Ud. presenció desde el primer instante con cuanto entusiasmo todo el Cuerpo de Bomberos se lanzó a cumplir con su misión y durante el incendio que fue sofocado por un diluvio de agua la 4ª alcanzó a trabajar con tres pitones pertenecientes a las secciones "Plaza Prat”, "Morro" y "Calle Tarapacá.
A las 2 de la tarde esa Comandancia convoco a Directorio General o Sesión Extraordinaria en la que se resolvió autorizar a los Bomberos poro permanecer de uniforme y dejar libres a los Capitanes de Compañía para que tomasen con el material y personal de cada una las medidas que juzgase más oportunas al mejor éxito de sus funciones.
Durante el día y a distintas horas, tres veces mi dirección volante de la Calle Tarapacá tuvo que tender material y dar agua para impedir que los cuarteles del 4º de línea y del Regimiento Cívico fuesen incendiados. A las 11 p.m. la Sección de Guardia Urbana “Calle Esmeralda" comunicaba por teléfono a la de "Plaza Prat" que el fuego se había declarado en un despacho de la Calle Barros Arana. Acudí presuroso acompañado del Ayudante Señor Merani, mas resultó infundada la alarma.
Poco antes de las 3 a.m. las campanas de incendio daban nuevamente la señal de alarma como en el dia los bomberos no se hicieron esperar y a lo 4a le cupo trabajar con las Secciones de las Calles Vivar, Tarapacá y La Torre uniendo sus esfuerzos a los de sus hermanos, dichosa de que el pronto éxito coronase el Sacrificio de todos.
A esa hora se sentían aun tiros en varias partes de la Ciudad; no obstante esta circunstancia y la que el fuego había sido intencional, apenas alcanzo a destruir la casa "Salón London" Calle Tarapacá 185, a donde tuvo origen y parte de los patios colindantes. Durante este incendio el maquinista de la "Ausonia" en cumplimiento a instrucciones dadas, levantó vapor esperando órdenes en la Plaza Montt.
Dia 19. A consecuencia del combate librado en esta fecha desde las primeras horas de la mañana, proyectiles de todo calibre cruzaban la ciudad en distintas direcciones produciendo mortífero efecto. Hago presente esta circunstancia para que pueda apreciarse con mas exactitud el trabajo de los bomberos.
Eran más o menos las 12 del dia cuando observé incendio en las cercanías de la caleta del Banco Mobiliario. Domiciliado en lo Plaza Prat frente a la Aduana o donde el tiroteo era mas vivo, tuve que escalar los techos y ganar el corredor del Teatro Municipal para conseguir Salida a la calle Gorostiaga y de esta llegar a mi Sección de la Calle Tarapacá con el gallo de la cual asistí al incendio.
Las disposiciones tomadas por el Sr. Manuel Chinchilla coordinado por el Sr. Francisco Olivan que por falta de oficiales Superiores asumió en los primeros momentos la dirección del trabajo distribuyendo el material que me había precedido, fueron las mas acertadas, y, gracias á ellas y al entusiasmo de los bomberos que acudieron, el fuego fue dominado y extinguido con poco más de una hora de trabajo. De mi compañía trabajaron las secciones Plaza Iglesia y Calle Tarapacá.
Con referencia a este incendio, no puedo menos de señalar a Ud. y al Cuerpo General el comportamiento arrojado y sereno de los señores Luis Motta y Andrés Foscarini Sargentos y Juan Motta voluntario que con la Sección destacada en la Plaza de la Iglesia fueron los primeros en llegar, tender material y dar agua con verdadero peligro para sus vidas considerando que los beligerantes no habían suspendido aún sus fuegos en la dirección amagada como lo hicieron después.
Pocos habían pasado y serían las tres p.m. cuando una espesa humareda destacándose frente al molino Deva, señaló una gran conflagración. Apenas el fuego en su principio, abarqué el inmenso peligro en que se encontraban las bombas contra incendios cuya sombra se distinguía apenas entre el humo y sin mas reflexión que salvar a Iquique del peligro que lo amenazaba me lance al escape con la sección mangueras “Plaza Prat” acompañado por el voluntario de la 4ª Sr. Luis Vassallo y del de la 7ª Sr. M. Carreño. Al atravesar la calle Aníbal Pinto se nos hizo fuego. Seguí sin embargo al trote, y en la calle Pedro Lagos me uní a otra sección de mi compañía situada en el Morro la que venía avanzando arrastrada por el Teniente Tassara y dos voluntarios más. Poco después se unió a los nombrados el Sargento E. Piagio.
Con tal precioso elemento alcancé el grifo llamado Fölsh y Martín sobre él tendí ambas secciones, dirigiendo la una por la Calle Covadonga a las bodegas del Sr. Landenta y la otra por la Calle Souper frente a las bombas y al Molino Deva a cuyo edificio las llamaradas se acercaban con rapidez. El fuego tuvo principio en el callejón que separaba el Almacén del Sr. Landeta de sus propios depósitos, y a mi llegada estos y aquel ardían con violencia.
Iba a dar el agua a pesar de las protestas de la tropa que nos quería impedir el trabajo, cuando la sección del Teniente Tassara tuvo que retroceder bajo la amenaza y ademán de hacer fuego sobre su persona; mientras acudí presuroso a este, igual escena se repitió en la otra sección cuyo pitón en poder del Sr. Vassallo tuvo también que ser retirado; Difícil situación la mía que estando con tanto peligro en el puesto del deber, tenía que presenciar inerte la inmensa ruina que caía sobre Iquique, sin poder utilizar los elementos que tenía a mi disposición y que bastaban para salvarlo todo!
En esos momentos de ansiedad se presentó el Sr. Coronel Soto quien aunque primero dio orden de retirarnos e insistió en ella, a mis instancias de que permitiese salvar las bombas contra incendio cuya destrucción importaba la desaparición de Iquique, accedió, retirando la tropa que tenía apostadas a la espalda de la Casa Landeta. Me exigió en seguida que no intentase apagar las manzanas colocadas entre la acera Norte de la Calle Serrano y el Mar, porqué no lo permitiría bajo ningún pretexto.
Las dificultades no habían terminado, el maquinista de las bombas alarmado con los repetidos proyectiles que caían en el edificio que las encierra, había paralizado su labor y al querer dar agua al material tendido resultaron las cañerías sin presión alguna a consecuencia que el agua del estanque se había sido agotada en el incendio anterior. A repetido golpes me fue abierta la puerta que encontré cerrada y apersonándome al maquinista Sr. Maturana le pedí hasta conseguir su indispensable concurso que desde ese momento presto completo y por lo cual merece el agradecimiento de todos.
Ya era tiempo pues dos minutos más tarde todo habría sido inútil.
Puedo asegurar a Ud., Sr Comandante, que cuando vi los pitones tendidos por los bomberos Tassara y Vassallo arrojar abundante chorro el primero sobre los edificios del Molino y de las Bombas próximos a inflamarse, y el segundo la casa del Señor Schmidt que principiaba á arder y por la cual el fuego iba a comunicarse a las bodegas laterales de salitre y carbón y madera de los SS. Vernal y Castro, R. Boivin, Fölsh y Martín y Banco Mobiliario fue para mi un momento de inmensa satisfacción. Armé enseguida los dos grifos interiores de las bombas y ya con cuatro pitones en activo trabajo me sentía seguro del éxito final.
Durante este tiempo el combate continuaba encarnizado y el lugar que teníamos forzosamente que ocupar era acribillado a balazos por haber estado hasta pocos momentos antes ocupado por tropas, tres veces consecutivas nos vimos envueltos en los torbellinos de escombros y fragmentos que levantaron los proyectiles al hacer explosión.
Mientras tanto, si el fuego era dominado por el Oeste y al Sur no alcanzaba a la Calle Serrano limite de defensa que se me impuso, a Este y Norte avanzaba con espantosa celeridad sin que fuese posible atacarlo. A la Seccion de mi compoñia que armando el grifo Serrano y Patricio Lynch tendió material por la calle de San Martín, le fue hecho fuego directo, y tuvo que retirar sus mangueras hasta que quedó establecido la suspensión de hostilidades poco antes de las 5 p.m. Entonces pudieron los esfuerzos unidos de las distintas compañías detener en su marcha el elemento devorador que quedó reducido a las manzanas ya abrazadas comprendidas entre las calles de Luis Uribe y Souper de Este á Oeste y de la calle Serrano al Mar, de Sur a Norte. De esas seis manzanas solo salvaron los edificios incombustibles de los SS Granja y Cª, E. Granadino y la herrería del señor Federico Sparenberg (alemán, balmacedista, y Voluntario de la Germania Nº2).
Dia 20. Cuando el armisticio espiraba, de los restos de la cigarrería Reolla Hnos. y Peluquería Universal se reavivó el fuego alcanzando amenazar el deposito fiscal de Aduanas.
Asistí con mi Sección de la Calle Tarapacá con el agua de la cual se extinguió lo incendiado.
Noche del 27. El fuego debía aún hacer una ultima aparición antes que el mes espirase.
Era la 1.40 a.m. de ayer cuando la esquina de la Plaza Gibraltar con Calle San Martín principiaba á arder. Las compañías puestas en movimiento redujeron en poco tiempo el incendio logrando utilizar mis Secciones "Vivar, Torapacá y La Torre”.
He terminado, ruda ha sido la labor que nos estaba reservada, y, aunque graves acontecimientos pueden sobrevenir aún, los bomberos de lquique deben estar satisfechos de su obra. En honor a la verdad y a la justicia que asiste al merito, suplico a Ud. anote la conducta de los voluntarios de la 4a Señores Andrés Tassara, Luis Vassallo, Luis Motta y Andres Foscarini como dignos de distinción si el Cuerpo General acuerda alguna á aquellos que olvidaron hasta el instinto de conservación para honrar la misión que desempeñan y la bandera que los alienta al Sacrificio en bien de sus semejantes.
lquique 28 Febrero de 1891
Pte.
Señor Comandante General,
Cumplo con dar a Ud. cuenta del trabajo efectuado por la Compañía Italiana Ausonia No 4 en los incendios habidos durante la segunda mitad del mes que termina hoy, suplicándole disculpe la aglomeración de detalles y el retardo en razón a las circunstancias anormales atravesadas.
Días 16 y 17. En las primeras horas de la madrugada del 16, se hizo público en los cuarteles de la Guardia Urbana que la población había quedado sin fuerzas suficientes para mantener el orden. Natural era prever tumultos y en consecuencia practiqué visita a las distintas secciones en que he tenido y tengo dividida mi Compañía encontrándolas dispuestas a cumplir con su deber.
A las 8 a.m. el Señor Cónsul de Italia me comunicó que el Cuerpo iba a prestar servicio de ambulancia trasladando desde el punto en que debía detenerse el tren, al Hospital, los heridos que venían de la Pampa. Hice construir cuatro camillas de las que mi Compañía no estaba proveída, pedí otras cuatro al Hospital de Sangre y antes de los diez de la mañana numerosos voluntarios cumplían con esta humanitaria tarea. Como tuviese noticia de que en las horas de la tarde podían llegar más heridos y también para sostener el orden en ese establecimiento que se hallaba rodeado por numeroso gentío, deje una guardia de ocho hombres al mando del Teniente Señor Merani.
No eran las 12 m. cuando en la imprenta de la "Voz de Chile" se declaraba un Incendio; el fuego, esparcido en distintos puntos del edificio de dos pisos y especialmente en el entretecho de los altos, amenazó en pocos segundos no solo a la imprenta, sino a todo el circuito de la manzana.
Ud. presenció desde el primer instante con cuanto entusiasmo todo el Cuerpo de Bomberos se lanzó a cumplir con su misión y durante el incendio que fue sofocado por un diluvio de agua la 4ª alcanzó a trabajar con tres pitones pertenecientes a las secciones "Plaza Prat”, "Morro" y "Calle Tarapacá.
A las 2 de la tarde esa Comandancia convoco a Directorio General o Sesión Extraordinaria en la que se resolvió autorizar a los Bomberos poro permanecer de uniforme y dejar libres a los Capitanes de Compañía para que tomasen con el material y personal de cada una las medidas que juzgase más oportunas al mejor éxito de sus funciones.
Durante el día y a distintas horas, tres veces mi dirección volante de la Calle Tarapacá tuvo que tender material y dar agua para impedir que los cuarteles del 4º de línea y del Regimiento Cívico fuesen incendiados. A las 11 p.m. la Sección de Guardia Urbana “Calle Esmeralda" comunicaba por teléfono a la de "Plaza Prat" que el fuego se había declarado en un despacho de la Calle Barros Arana. Acudí presuroso acompañado del Ayudante Señor Merani, mas resultó infundada la alarma.
Poco antes de las 3 a.m. las campanas de incendio daban nuevamente la señal de alarma como en el dia los bomberos no se hicieron esperar y a lo 4a le cupo trabajar con las Secciones de las Calles Vivar, Tarapacá y La Torre uniendo sus esfuerzos a los de sus hermanos, dichosa de que el pronto éxito coronase el Sacrificio de todos.
A esa hora se sentían aun tiros en varias partes de la Ciudad; no obstante esta circunstancia y la que el fuego había sido intencional, apenas alcanzo a destruir la casa "Salón London" Calle Tarapacá 185, a donde tuvo origen y parte de los patios colindantes. Durante este incendio el maquinista de la "Ausonia" en cumplimiento a instrucciones dadas, levantó vapor esperando órdenes en la Plaza Montt.
Dia 19. A consecuencia del combate librado en esta fecha desde las primeras horas de la mañana, proyectiles de todo calibre cruzaban la ciudad en distintas direcciones produciendo mortífero efecto. Hago presente esta circunstancia para que pueda apreciarse con mas exactitud el trabajo de los bomberos.
Eran más o menos las 12 del dia cuando observé incendio en las cercanías de la caleta del Banco Mobiliario. Domiciliado en lo Plaza Prat frente a la Aduana o donde el tiroteo era mas vivo, tuve que escalar los techos y ganar el corredor del Teatro Municipal para conseguir Salida a la calle Gorostiaga y de esta llegar a mi Sección de la Calle Tarapacá con el gallo de la cual asistí al incendio.
Las disposiciones tomadas por el Sr. Manuel Chinchilla coordinado por el Sr. Francisco Olivan que por falta de oficiales Superiores asumió en los primeros momentos la dirección del trabajo distribuyendo el material que me había precedido, fueron las mas acertadas, y, gracias á ellas y al entusiasmo de los bomberos que acudieron, el fuego fue dominado y extinguido con poco más de una hora de trabajo. De mi compañía trabajaron las secciones Plaza Iglesia y Calle Tarapacá.
Con referencia a este incendio, no puedo menos de señalar a Ud. y al Cuerpo General el comportamiento arrojado y sereno de los señores Luis Motta y Andrés Foscarini Sargentos y Juan Motta voluntario que con la Sección destacada en la Plaza de la Iglesia fueron los primeros en llegar, tender material y dar agua con verdadero peligro para sus vidas considerando que los beligerantes no habían suspendido aún sus fuegos en la dirección amagada como lo hicieron después.
Pocos habían pasado y serían las tres p.m. cuando una espesa humareda destacándose frente al molino Deva, señaló una gran conflagración. Apenas el fuego en su principio, abarqué el inmenso peligro en que se encontraban las bombas contra incendios cuya sombra se distinguía apenas entre el humo y sin mas reflexión que salvar a Iquique del peligro que lo amenazaba me lance al escape con la sección mangueras “Plaza Prat” acompañado por el voluntario de la 4ª Sr. Luis Vassallo y del de la 7ª Sr. M. Carreño. Al atravesar la calle Aníbal Pinto se nos hizo fuego. Seguí sin embargo al trote, y en la calle Pedro Lagos me uní a otra sección de mi compañía situada en el Morro la que venía avanzando arrastrada por el Teniente Tassara y dos voluntarios más. Poco después se unió a los nombrados el Sargento E. Piagio.
Con tal precioso elemento alcancé el grifo llamado Fölsh y Martín sobre él tendí ambas secciones, dirigiendo la una por la Calle Covadonga a las bodegas del Sr. Landenta y la otra por la Calle Souper frente a las bombas y al Molino Deva a cuyo edificio las llamaradas se acercaban con rapidez. El fuego tuvo principio en el callejón que separaba el Almacén del Sr. Landeta de sus propios depósitos, y a mi llegada estos y aquel ardían con violencia.
Iba a dar el agua a pesar de las protestas de la tropa que nos quería impedir el trabajo, cuando la sección del Teniente Tassara tuvo que retroceder bajo la amenaza y ademán de hacer fuego sobre su persona; mientras acudí presuroso a este, igual escena se repitió en la otra sección cuyo pitón en poder del Sr. Vassallo tuvo también que ser retirado; Difícil situación la mía que estando con tanto peligro en el puesto del deber, tenía que presenciar inerte la inmensa ruina que caía sobre Iquique, sin poder utilizar los elementos que tenía a mi disposición y que bastaban para salvarlo todo!
En esos momentos de ansiedad se presentó el Sr. Coronel Soto quien aunque primero dio orden de retirarnos e insistió en ella, a mis instancias de que permitiese salvar las bombas contra incendio cuya destrucción importaba la desaparición de Iquique, accedió, retirando la tropa que tenía apostadas a la espalda de la Casa Landeta. Me exigió en seguida que no intentase apagar las manzanas colocadas entre la acera Norte de la Calle Serrano y el Mar, porqué no lo permitiría bajo ningún pretexto.
Las dificultades no habían terminado, el maquinista de las bombas alarmado con los repetidos proyectiles que caían en el edificio que las encierra, había paralizado su labor y al querer dar agua al material tendido resultaron las cañerías sin presión alguna a consecuencia que el agua del estanque se había sido agotada en el incendio anterior. A repetido golpes me fue abierta la puerta que encontré cerrada y apersonándome al maquinista Sr. Maturana le pedí hasta conseguir su indispensable concurso que desde ese momento presto completo y por lo cual merece el agradecimiento de todos.
Ya era tiempo pues dos minutos más tarde todo habría sido inútil.
Puedo asegurar a Ud., Sr Comandante, que cuando vi los pitones tendidos por los bomberos Tassara y Vassallo arrojar abundante chorro el primero sobre los edificios del Molino y de las Bombas próximos a inflamarse, y el segundo la casa del Señor Schmidt que principiaba á arder y por la cual el fuego iba a comunicarse a las bodegas laterales de salitre y carbón y madera de los SS. Vernal y Castro, R. Boivin, Fölsh y Martín y Banco Mobiliario fue para mi un momento de inmensa satisfacción. Armé enseguida los dos grifos interiores de las bombas y ya con cuatro pitones en activo trabajo me sentía seguro del éxito final.
Durante este tiempo el combate continuaba encarnizado y el lugar que teníamos forzosamente que ocupar era acribillado a balazos por haber estado hasta pocos momentos antes ocupado por tropas, tres veces consecutivas nos vimos envueltos en los torbellinos de escombros y fragmentos que levantaron los proyectiles al hacer explosión.
Mientras tanto, si el fuego era dominado por el Oeste y al Sur no alcanzaba a la Calle Serrano limite de defensa que se me impuso, a Este y Norte avanzaba con espantosa celeridad sin que fuese posible atacarlo. A la Seccion de mi compoñia que armando el grifo Serrano y Patricio Lynch tendió material por la calle de San Martín, le fue hecho fuego directo, y tuvo que retirar sus mangueras hasta que quedó establecido la suspensión de hostilidades poco antes de las 5 p.m. Entonces pudieron los esfuerzos unidos de las distintas compañías detener en su marcha el elemento devorador que quedó reducido a las manzanas ya abrazadas comprendidas entre las calles de Luis Uribe y Souper de Este á Oeste y de la calle Serrano al Mar, de Sur a Norte. De esas seis manzanas solo salvaron los edificios incombustibles de los SS Granja y Cª, E. Granadino y la herrería del señor Federico Sparenberg (alemán, balmacedista, y Voluntario de la Germania Nº2).
Dia 20. Cuando el armisticio espiraba, de los restos de la cigarrería Reolla Hnos. y Peluquería Universal se reavivó el fuego alcanzando amenazar el deposito fiscal de Aduanas.
Asistí con mi Sección de la Calle Tarapacá con el agua de la cual se extinguió lo incendiado.
Noche del 27. El fuego debía aún hacer una ultima aparición antes que el mes espirase.
Era la 1.40 a.m. de ayer cuando la esquina de la Plaza Gibraltar con Calle San Martín principiaba á arder. Las compañías puestas en movimiento redujeron en poco tiempo el incendio logrando utilizar mis Secciones "Vivar, Torapacá y La Torre”.
He terminado, ruda ha sido la labor que nos estaba reservada, y, aunque graves acontecimientos pueden sobrevenir aún, los bomberos de lquique deben estar satisfechos de su obra. En honor a la verdad y a la justicia que asiste al merito, suplico a Ud. anote la conducta de los voluntarios de la 4a Señores Andrés Tassara, Luis Vassallo, Luis Motta y Andres Foscarini como dignos de distinción si el Cuerpo General acuerda alguna á aquellos que olvidaron hasta el instinto de conservación para honrar la misión que desempeñan y la bandera que los alienta al Sacrificio en bien de sus semejantes.
lquique 28 Febrero de 1891
Firma: Tomas S. Capella. Capitán de la 4ª Cia.
120 años han pasado, y aún los bomberos no tienen la capacidad de análisis como para concluir que un incendio detenido por los cortafuegos no puede ser llamado "incendio controlado", simplemente estuvieron arrojando agua sin mayor efecto en el resultado final, si se hubieran quedado en sus cuarteles el resultado no habría sido distinto.....lamentablemente. es cosa de compararlo con el incendio del 04 de Agosto de La Polar en Santiago, el fuego llegó hasta los cortafuegos, donde recién se detuvo, sin cortafuegos arde la manzana entera.
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