sábado, 27 de agosto de 2011

El tormento de doña Águeda Monasterio

La historia de doña Águeda Monasterio se inscribe entre las más heroicas de aquellos negros días de la Reconquista. Viuda de un militar francés, Jean de Lattapiat, va a recibir de él su amor por los principios de la revolución francesa, principios que van a marcar su vida y la de su familia. Su primera actuación se produce el 1° de abril de 1811 cuando un motín realista intenta impedir las elecciones del primer congreso nacional. En medio del humo de la pólvora, los vecinos vieron a doña Águeda cruzar entre las balas para llegar donde uno de sus hijos que combatía por la patria.
Y cuando la naciente nación es reconquistada por los españoles, doña Águeda se transforma en personaje clave del servicio de espionaje patriota.

Su casa era el punto de encuentro de los mensajes que se cruzaban entre Santiago y Mendoza.
Hasta que sus actividades fueron descubiertas por los policías de San Bruno, capitán de los Talaveras. Detenida junto a su hija de 14 años, es sometida a tormento, pero resiste para no entregar los nombres de los chilenos buscados. Finalmente, el propio gobernador Marcó del Pont dicta la aberrante sentencia. Madre e hija serán ahorcadas en la plaza de armas de Santiago.

Instaladas en el cadalso, las dos mujeres sienten la presión de la cuerda en sus cuellos. Es el momento que espera San Bruno para acercarse a sus víctimas y exigir la información que se han negado a entregar.
Águeda Monasterio mira a su hija, le sonríe pero rechaza las presiones de San Bruno.
El capitán le informa que, antes de morir, verá cómo el verdugo le corta ambas manos a su hija, a no ser que confiese.

Una vez más, Águeda Monasterio se niega a confesar y cierra los ojos mientras escucha el terrible golpe del hacha.
Abandonada a su destino mira hacia el lugar donde está su hija, y la ve horrorizada, de pie y con las manos apretando su cabeza. Había sido un simulacro de ajusticiamiento.
Esa tarde, sus amigos la llevan a su casa, pero algo ha cambiado en la valiente mujer. Su pelo se ha vuelto blanco y su voz se convierte en un susurro incomprensible.

Seis días antes del triunfo patriota en la batalla de Chacabuco (1817), don Águeda Monasterio de Lattapiat moría rodeada de sus amigos.
En su extraviada mente no alcanzó a conocer la derrota de sus crueles torturadores.
San Bruno fue fusilado en la plaza de armas y Marcó del Pont murió en el destierro en el pueblo de San Luis dos años más tarde.
Es bueno recordar a doña Águeda Monasterio, una de las olvidadas heroínas de la independencia, cuyo sacrificio y silencioso trabajo por la libertad merece algo más que estas líneas.

8 comentarios:

  1. Excelente y muy interesante personaje de nuestra Historia Patria, recuerdo perfectamente cuando este pasaje històrico fue representado en el antiguo programa "CHILE NUESTRA TIERRA; LA HISTORIA COMO A UD. LE GUSTA", excelente aporte cultural dirijido por ud. don Antonio, en una oportunidad; a travès de la cuenta de FACEBOOCK que antiguamenteadministraba;"HERMANOSCARRERINOS";
    le preguntè por que ya no estaba al aire este importante programa; pero nunca obtuve repuesta; de seguro no lo leyò jajaja! es obvio, pero no se preocupe;puès me doy cuenta que tiene mucha gente agregada!!! demorarìa una eternidad en leer todos los posteos!! jajaja!!!! Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdona la demora en responder. Lamentablemente, la radio decidió discontinuar mis programas por falta de fondos. Así, cómo vamos atener cultura.
      Saludo.
      Antonio

      Eliminar
  2. san bruno desgraciado mato a mi tatara tatara tatara abuela agueda monasterio y a mi tatara primaa!!! pD : SOY EL TATARA NIETO DE JEAN LATTAPIAT

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Felipe... haciendo genealogia me topé con este daro. MI ABUELA todavia llevaba el apellido Monasterio. Me gustaria saber si tienes mas datos genealogico,

      Eliminar
  3. Qué interesante historia, gracias!! Recién descubrí - por casualidad este programa radial del que ya me declaro adepta. Me encanta la historia y estoy reconstruyendo la de mi familia. Gracias don Antonio Márquez Allison!

    Saludos a Felipe Ruiz que ya sabe quién fue su tátara tátara abuela.

    ResponderEliminar
  4. No conocia de ella impresionante su valentía y coraje.

    ResponderEliminar
  5. No conocia de ella impresionante su valentía y coraje.

    ResponderEliminar
  6. Cuantos Lattapiat hay, porque algunos son Latapiat y otros Lataoiatt, pero tengo entendido que somos un solo tronco en Chile

    ResponderEliminar