sábado, 16 de julio de 2011

Un contrapunto de horror





En todas las ciudades de Chile existe una calle o una plaza que lleva el nombre de Gamero, Muñoz Gamero o Benjamín Muñoz Gamero. Esta es su historia.


En 1851, la inquietud política atraviesa todo el país, impulsada por los movimientos contrarios a la candidatura presidencial de Manuel Montt. Y mientras Santiago, La Serena, San Felipe y Concepción vivían en estado de movilización, en el sur de Chile, en Punta Arenas, asumía un nuevo gobernador.

Benjamín Muñoz Gamero, brillante oficial de la marina chilena, asume el mando de la colonia presidio. Había nacido en Santiago en 1820, y pertenecía a una de las más destacadas familias de patricios del tiempo de la independencia. Su padre, Manuel Muñoz Urzúa, había sido miembro de la Junta de Gobierno en 1814, mientras su madre, doña Tomasa Gamero y Toro, estaba íntimamente ligada a la familia de don Mateo de Toro y Zambrano.
El joven Muñoz Gamero  se integra a la Academia Militar de donde salían los oficiales para el ejército y la armada. Al egresar sus calificaciones eran brillantes, anotándose en ellas: sobresaliente en aritmética, álgebra, geometría descriptiva, fortificaciones de campaña, geometría elemental, trigonometría rectilínea y esférica, recibiendo el premio del Supremo Gobierno como mejor alumno de su promoción.
Eran años complejos y se integra como guardiamarina en momentos en que Chile enfrentaba la guerra contra la Confederación Peruano-boliviana (1836-1839), a bordo del bergantín Aquiles y luego en la corbeta Libertad. Al terminar el conflicto, era seleccionado par5a seguir un curso de perfeccionamiento en la Armada Británica, asumiendo el mando de la goleta Victory.
Convertido en un destacado marino, inicia un viaje de levantamiento geográfico en la zona austral, ascendiendo a capitán de corbeta, escribiendo un diccionario patagónico y un detallado estudio con el título de “Clima del estrecho de Magallanes”.
Explorador de la zona de Melipulli, más tarde Puerto Montt, alcanza hasta el lago Llanquihue y describe los volcanes Osorno y Calbuco y los salto de Petrohué.
Es entonces cuando el gobierno lo envía a la colonia de presos de Punta Arenas.

Lo que sigue es parte de uno de esos dramas propios de los lugares aislados. Entre los detenidos se encuentra un teniente relegado a cumplir castigo en el presidio, el desquiciado José Miguel Cambiazo. Una revuelta, que incluye asesinatos, asaltos a naves extranjeras y persecuciones por los canales patagónicos, termina con la vida del capitán Muñoz Gamero en medio de los horrores y locura del temible Cambiazo. Tenía 31 años.

Como una manera de perpetuar la memoria del brillante Muñoz Gamero, en cada ciudad de nuestro país existe una plaza o una calle que recuerda su nombre. Sobre el Motín de Punta Arenas, ya escribiremos un texto para no olvidar lo que fue ese dramático como desconocido episodio de nuestra Historia.

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