Su nombre está indeleblemente unido a la tragedia de Puerto del Hambre, en nuestras costas magallánicas. Pero su misma existencia es la de un personaje tocado por extraños designios. Dicen que nació en Galicia allá por los años 1530-1532, y que de joven se enroló en las filas del ejército imperial. Y que en 1555 viajó a México, permaneciendo por dos años y siendo enjuiciado por la Inquisición por vez primera. Logra salir y llega a Perú, donde residirá por dos décadas, Pero, una vez más, la Inquisición le echa el guante.
¿En qué malos pasos andaba nuestro personaje? Todos lo reconocían a esas alturas sus amplios conocimientos militares y navales, que sabía de cosmografía y y geografía como pocos, que estudiaba las artes de la guerra y que era un gran lector. Pero a nadie escapaba la fama de astrólogo que le acompañaba, y cayó en manos de la Inquisición limeña acusado de hechicería, no una sino dos veces. Al momento de ser condenado, lo salva el arzobispo que conmuta la pena a cambio de un viaje hacia unas islas repletas de oro en pleno Pacífico.
Y parte en la expedición como comandante de una de las naves. El derrotero fijado por Sarmiento les habría llevado hasta Australia, pero el jefe de la expedición, un mozalbete de 22 años, cambió el curso de las naves. Y descubrieron las islas Salomón y Vanuatu. El fracaso del viaje le significó ser citado ante el virrey don Francisco de Toledo, donde su extraordinario conocimiento científico anuló los cargos que había en su contra.
Manuscrito de Sarmiento de Gamboa |
El virrey Toledo tenía una extraña teoría que quiso comprobar. Y acompañado de Sarmiento de Gamboa, nombrado Geógrafo General del Virreinato, recorrió el país, con la intención de demostrar que los incas eran unos extranjeros que habían dominado cruelmente a los habitantes de Perú. Y si bien nada se logró probar en ese viaje, Sarmiento escribió su gran Historia Índica, donde en tres volúmenes hace una descripción geográfica del territorio, la historia de los incas y la conquista española hasta ese mismo año de 1572.
Solo cinco años más tarde, el corsario Francis Drake atacaba las costas de Chile y Perú. Y el virrey mandó a Sarmiento de Gamboa con dos naves a perseguirlo. Nunca lo encontró. Pero el virrey tenía nuevos planes y manda a Gamboa con dos naves hacia el Estrecho de Magallanes, con órdenes de hacer los levantamientos geográficos de la zona y ver los puntos estratégicos para fundar defensas militares contra los piratas ingleses. Como ocurría en esa época, los temporales separaron las naves, siendo Sarmiento de Gamboa empujado hacia el Atlántico. En España hablaría con el rey para presentar su proyecto de fortificación y poblamiento.
Mapa del Estrecho dibujado por Gamboa. |
Había que conseguir víveres para los colonos, y se encamina a Bahía, en Brasil, donde el gobernador le entrega su apoyo en víveres y materiales, pero su nave se hunde, se salva nadando y consigue regresar a Bahía. Consigue una nave más pequeña y se dirige otra vez al extremo austral. Era el año 1575. Pero nuevamente los temporales lo obligan a botar la carga. Regresa a Bahía, pero deserta el total de sus tripulantes. Toma una nave mercante y se dirige a España a solicitar recursos, y su mala estrella encuentra en el camino a tres naves inglesas al mando de Walter Raleigh. Es detenido y mandado a Inglaterra, donde la reina Isabel, seguramente admirada por las historias de Sarmiento, lo envía a España. Desembarcado en Francia, es encarcelado ahora por los hugonotes (1586) que piden un alto rescate, donde permanece encerrado en pésimas condiciones por tres años más. El rey Felipe se niega hasta que finalmente acepta salvar a su fiel vasallo (1589).
Después de diez años de viajes, volvía a su patria. No se olvidaba de sus colonos abandonados en el Estrecho e insiste ante su rey, pero a éste ya no le interesaba el tema, y para compensar tanta abnegación, nombra a Sarmiento de Gamboa Almirante de la Flota de Indias (1591). Pero el marino estaba agotado, inválido después de tantos años de prisión y desventuras, llevando además el tremendo dolor de saber que sus colonias no habían recibido apoyo en muchos años. Sin poder regresar, el 17 de julio de 1592 fallecía al mando de la flota cerca de Portugal.
El corsario Cavendish llega hasta las abandonadas colonias, encontrando solo muerte y desolación, rescatando solo a un sobreviviente. Antes tanta desgracia, Cavendish rebautiza el lugar como Puerto del Hambre.
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