Baltazar de Piñas |
La devota audiencia, conmovida, juntó en pocos días la suma de 3.190 pesos para que los jesuitas compraran un buen solar donde establecerse. Comenzaba así a gestarse la enorme riqueza que caracterizaría a la Compañía de Jesús en Chile.
Fueron dos prestigiosos capitanes de la Conquista, don Andrés de Torquemada y don Agustín Briceño los que donaron a la Compañía sus viñas, haciendas y estancias ubicadas al sur de Santiago. Torquemada donó su gran hacienda, que pasó a llamarse desde entonces La Compañía.
Así, a los pocos años de haber llegado la Compañía de Jesús a Chile, ya era dueña de importantes propiedades, campos y solares. En Calera de Tango, la Compañía tenía un centro de artesanía en plata, que dará vida a maravillosos altares y orfebrerías religiosas. Y, aquí, pastarán miles de piezas de ganado.
Pero, llegó el momento en que el rey de España decretó, por la Pragmática Sanción de 1767, la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios del imperio hispano. Y sus propiedades fueron rematadas.
Mateo de Toro y Zambrano |
Tras la expulsión de los jesuitas, sus propiedades quedaron en manos de una Junta de Temporalidades, la que arrendó las propiedades y luego ordenó su venta. Y don Mateo era integrante de dicha Junta.
La hacienda, tasada en 72.850 pesos de la época, había sido arrendada por don Miguel Rian, quien ofreció comprarla. Don Mateo, a pesar de ser parte de la Junta de Temporalidades, ofreció ochenta mil pesos. El señor Rian ofertó 90.000 pesos, pagaderos en 10 años. Pero don Mateo ofreció los mismo 90.000 pesos, pero pagaderos en solo 9 años. Y se quedó con la hacienda de la Compañía.
José Miguel Carrera |
En 1810 se forma la Primera Junta Nacional de Gobierno y don Mateo pasa a ser presidente de Chile. Cuatro años después, en plenas guerras de la independencia, la Tercera división, al mando de José Miguel Carrera, establece su cuartel en esta hacienda, mientras O’Higgins y Juan José Carrera se encierran en Rancagua. Y desde aquí salió la Tercera División en apoyo a los patriotas de Rancagua.Dicen que la tercera división avanzó hasta la Alameda de Rancagua, donde fue enfrentada por las tropas realistas, trabándose en feroz combate.
O’Higgins observa la acción desde la torre de la iglesia de la Merced. Y se echan al vuelo las campanas de las iglesias, mientras cesa el ruido de la batalla. La división de Luis espera la salida de O’Higgins. O’Higgins espera el ingreso de la tercera división.
Como en una comedia de equivocaciones, ambos esperan. Finalmente, al no haber combate y con las campanas sonando, Luis Carrera imagina que los españoles han vencido, y ordena la retirada.
O’Higgins, desde su observatorio, ve a la tercera división retirarse. Ya sin posibilidades de resistir por más tiempo, O’Higgins ordena la salida de sus tropas desde el sitio de Rancagua.
O’Higgins, desde su observatorio, ve a la tercera división retirarse. Ya sin posibilidades de resistir por más tiempo, O’Higgins ordena la salida de sus tropas desde el sitio de Rancagua.
La derrota era completa. La Tercera división de Luis Carrera regresaba a la Compañía y José Miguel ordenaba la retirada hacia Santiago. Ya no había nada más que hacer. Terminaba la Patria Vieja y comenzaba la reconquista.
Y fue por el callejón largo que pasa junto a la Hacienda de la Compañía por donde avanzó el agotado ejército realista a la conquista final de Santiago.
Y fue por el callejón largo que pasa junto a la Hacienda de la Compañía por donde avanzó el agotado ejército realista a la conquista final de Santiago.
Gracias Viejo Amigo Por Compartir tantos tesoros del gran Baul de los Recuerdos...
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