viernes, 7 de octubre de 2011

Los zapatos de Camilo Henríquez.



Fray Camilo Henríquez es el padre del periodismo en Chile. Su delgada figura, su pasión libertaria, su detención en Perú por orden de la Inquisición, que lo acusó de tener libros prohibidos en su biblioteca, y su máxima creación: la Aurora de Chile, lo convierten en una de las figuras más destacadas de nuestra independencia.
Fue periodista, diputado y presidente del senado. En 1811 había publicado su famosa “Proclama de Quirino Lemáchez”; autor entre otros del Ensayo Constitucional de 1812 inspirado por el gobierno de José Miguel Carrera. Exiliado en Mendoza después del desastre de Rancagua, regresa años después a continuar su gran obra cultural.

Ya escribiremos algunas informaciones más completas sobre este increíble personaje. Pero nos queremos detener en su estatua, inaugurada en el paseo Bulnes el año pasado. Una gran pluma en su mano derecha y una excelente reproducción de un  ejemplar de la Aurora en su otra mano. Pero lo que llama la atención de la estatua son dos cosas: su ropa y sus zapatos.

La figura fina de don Camilo aparece enfundada en una armadura metálica, que le hace verse grueso y tieso, y un cuello tipo golilla de encajes que cual pañuelo rebalsa su cuello religioso.

Pero al observar sus zapatones de minero uno se siente más que sorprendido.

Qué bueno que se alcen estatuas para recordarle a las nuevas generaciones a aquellos que nos dieron libertad, pero tengamos el cuidado en esos pequeños detalles que pueden distorsionar la propia dignidad de los homenajeados.

Digo yo.




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