Chile central se independizó de la corona española en 1818, terminando así la monarquía en nuestro país. Solo en 1826 se incorporaba la isla de Chiloé a la geografía política de la República. Sin embargo, aún existe un rey, en Francia, que reclama parte de nuestro territorio como herencia centenaria. Y esta es su historia.
A mediados del siglo diecinueve, nuestro país aún no había consolidado el total de su territorio. Y lo que había sido la gran zona de Arauco seguía sin ser integrada al país.
Orelie Antoine de Tounnens |
Fue en 1858 cuando llegó un aventurero francés, con el propósito de crear una monarquía en nuestro país. Se llamaba Orélie Antoine de Tounnens y había nacido en el pueblo de La Chaise, en el distrito de Perigueux, Francia. Amante de la geografía, había leído cuanto libro sobre América llegaba a sus mano, como los viajes de La Pérouse, D’Umont d’Urville, Orbigny y otros. En su cerebro dio vida al más descabellado de los proyectos: crear una Monarquía Constitucional para América. Y el primer lugar elegido fue Chile.
Luego de desembarcar en Coquimbo, viajó a Valparaíso, a Santiago y de ahí a Valdivia. Uniéndose a dos comerciantes franceses, Lachaise y Desfontaines, a quienes nombró como sus ministros, el ahora autoproclamado Rey de la Araucanía y la Patagonia, se internó en la Araucanía.
Su sueño incluía los grandes territorios desde el río Bío-Bío por el norte, el océano Pacífico por el oeste, el océano Atlántico por el este y el estrecho de Magallanes por el sur.
El cacique Quilapan, aliado del Rey. |
Ya en Arauco se le une el lonco Quilapán, quien de inmediato ve la posibilidad de enfrentar a los chilenos, y se alza como toqui de centenares de mapuches.
Finalmente, el 17 de noviembre de 1860, Orélie Antoine Premier, Rey de la Araucanía y la Patagonia, proclamaba la Monarquía Constitucional para sus vastos territorios.
Investido de tan alto rango, viajó a Santiago a exigir el reconocimiento del nuevo reino a las autoridades chilenas. Podemos imaginar la cara de sorpresa del entonces presidente de la República, don Manuel Montt quien, por supuesto, rechazó tan descabellada solicitud.
Reino de la Araucanía y la Patagonia |
La aventura comenzaba a transformarse en tragedia. En 1861 asumía el nuevo presidente de Chile, José Joaquín Pérez, quien ordenaba la persecución y arresto de este personaje, por conmoción al orden público. El coronel Cornelio Saavedra salía en su busca.
Luego de seguirlo por selvas y llanos, un criado lo entregó a las tropas chilenas. El rey de la Araucanía fue detenido, conducido a Los Ángeles, procesado y encerrado en el manicomio.
Orelie Antoine Ier. |
El monarca sin territorios finalmente falleció el 17 de septiembre de 1878, sin dejar herederos. Pero fue entonces cuando esta historia inició un nuevo capítulo.
Un amigo de Orélie Antoine Premier, Gustav-Aquille Laviard, se proclamó sucesor y pidió, ni más ni menos, que el apoyo militar y financiero del gobierno norteamericano. Al ser rechazada su solicitud, se autodefinió como Rey en el Exilio, con sede en la ciudad de París. Siete monarcas han ostentado el título de Rey de la Araucanía y la Patagonia en su imaginario reino que hasta hoy existe en un barrio de París.
Tumbas de Orelie y Aquiles |
La sucesión de los reyes de la Araucanía y la Patagonia aún reclama sus derechos.
Es más. El reino en el exilio emite monedas, estampillas y títulos de nobleza, tiene himno, bandera propia y escudo.
Por si a usted le interesa, el actual monarca de la Araucanía y la Patagonia es Philippe Paul Alexandre Henry Boiry, quien gobierna bajo el título de Príncipe Felipe.
Nuestro país tiene historias desconocidas y apasionantes, como esta que hemos recordado sobre un rey de la Araucanía y la Patagonia.
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