miércoles, 16 de noviembre de 2011

Una hazaña desconocida.

 Todos recordamos el impresionante cruce de los Andes por el Ejército Libertador, comandado por el general San Martín, y la posterior victoria en Chacabuco, en los contrafuertes cordilleranos. Fue un triunfo absoluto, obligando al gobierno realista encabezado por Marcó del Pont a abandonar el poder.
San Martín saliendo del campamento de Mendoza.
La capital caía en manos de los patriotas y un año más tarde, en los llanos de Maipú se consolidaba la independencia.

La hazaña portentosa de cruzar la cordillera, dar batalla y alcanzar la victoria es uno de los hechos más impresionantes de la Historia Militar universal. Pero vamos a recordar otra acción, extraordinaria por sus características, ocurrida esa misma noche de Chacabuco.

San Martín en el cruce de la cordillera
Había que informar del triunfo de las armas patriotas al gobierno de Buenos Aires, y San Martín llamó esa misma tarde a su despacho a un joven oficial argentino, que se reponía del agotamiento de la jornada. El Sargento Mayor Manuel Escalada, del escuadrón de granaderos a caballo, se presentó ante su comandante, quien le pasó un documento recién firmado. Su misión era llevar la noticia hasta Buenos Aires.

Una travesía impresionante.

El joven Manuel Escalada había nacido en 1795, y contaba con 22 años.  Cuando San Martín organiza los granaderos a caballo, Manuel y su hermano Mariano se integran a la unidad. Están en los combates de San Lorenzo (1813) y Montevideo (1814) y otras acciones, hasta que se unen al Ejército Libertador (1816) en el campamento de Plumerillo.   Su hermana Remedios Escalada era la esposa de San Martín. En la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) forma parte del ataque de caballería que decide la victoria, siendo elegido por San Martín para llevar la noticia a Buenos Aires.
Batalla de Chacabuco, 12 de febrero de 1817


Portando una de las banderas realistas capturadas en la batalla, Manuel Escalada remonta esa noche la alta cordillera, cruzando las montañas hasta alcanzar Mendoza y sin dar descanso a su caballo sigue su camino a todo galope, llegando a la capital argentina luego de viajar un total de 14 días. Una hazaña de resistencia física que lo convierte en esos días en un verdadero héroe popular. Agotado y dejando la cabalgadura al cuidado de los guardias, entrega el parte de la batalla al director Pueyrredón. En él se leía: “En 24 días hemos cruzado las más altas cordilleras del globo y hemos batido al enemigo. San Martín”.

La hazaña de cruzar la cordillera y la pampa a revienta cinchas, lo convertía en una leyenda, y merecía un prolongado descanso, pero Escalada poco después volvía a Chile, integrándose a las unidades que tardíamente se dirigen al sur para terminar con la resistencia realista, participando en el sitio de Talcahuano a fines del año 1817 (Ver artículo sobre el sitio de Talcahuano en este mismo blog). 
Al enterarse del desembarco de una nueva expedición realista comandada por el general Osorio, el mando chileno ordena la retirada del fracasado sitio para dirigirse urgentemente hacia la capital amenazada. EL 19 de marzo de 1818 en la noche, el ejército en campaña es sorprendido en Cancha Rayada por los españoles, siendo derrotado, con la excepción de la columna dirigida por Las Heras, que logra mantenerse casi intacta y que será la base para la nueva y final batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818.

Se repite la hazaña.

San Martín llama en el mismo campo de batalla al teniente coronel Manuel Escalada y le ordena repetir su odisea. Y de inmediato el férreo espíritu del oficial lo impúlsa a tomar su cabalgadura y cruzar una vez más la cordillera con el parte de San Martín. Y si después de Chacabuco había tardado 14 días, ahora bajaba su increíble marca, llegando a la capital argentina ¡en tan solo 12 días!

De regreso a Chile, asume el mando de los Granaderos a Caballo y parte a las campañas que conocemos como la Guerra a Muerte. Un año más tarde presentaba su renuncia al ejército.

Luego de participar en distintas campañas pasaba finalmente a retiro, falleciendo a los 76 años, en 1871. Su nombre ha quedado entre las grandes hazañas realizadas por un solo hombre.

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