Revisando el monumental Diccionario Biográfico de la Colonia de José Toribio Medina (1006 páginas), encontramos a un personaje de destacada actuación religiosa a los finales de la dominación española.
Don José Antonio Errázuriz y Madariaga, que así se llamaba tan ilustre prelado, había nacido un 14 de septiembre de 1747 en el hogar de una familia de buenos recursos que integraban don Francisco Javier Errázuriz y doña Loreto Madariaga, y su hermano, don Francisco Javier Errázuriz y Madariaga. Y como correspondía a los hijos de las importantes familias de aquel entonces, ambos estudiaron en la Universidad de San Felipe. Nuestro personaje se graduó de doctor en leyes en 1768, y poco después de asumir como abogado ingresa al seminario para ordenarse de sacerdote.
El símbolo de la Inquisición |
No vamos a relatar su apacible como destacada personalidad. Solo diremos que fue capellán de las Carmelitas Descalzas, Defensor de las Obras Pías y asesor del Cabildo de Santiago, entre otras actividades, viajando a Mendoza a la fundación del convento de las monjas de la Enseñanza , para más tarde ser párroco de San Lázaro y en 1786, asumir como Rector de la Universidad.
El Bienamado Fernando VII |
Pero al generarse el movimiento independentista, al parecer los nuevos aires no asentaron bien a su eminencia, ya que en 1811 renuncia al puesto de Vicario Capitular, que sí retoma en 1814, después del desastre patriota en Rancagua. Y entre los papeles que hablan de su vida, aparece precisamente que fue el último Inquisidor en Chile.
Recordemos que, conquistada la victoria por los realistas en Rancagua, muy pronto entraría en funcionamiento el siniestro Tribunal del Santo Oficio, hecho desaparecer por nuestros primeros independentistas.
Don Judas Tadeo de los Reyes |
Por decreto de 21 de julio de 1814, su católica majestad Fernando VII ordenaba el restablecimiento de la institución inquisitorial en todos los territorios españoles y sus colonias. Y correspondió al general Mariano Osorio,el héroe realista de Rancagua, poner en práctica la real orden, encargando a don Judas Tadeo de los Reyes “poner al Tribunal en posesión de la renta de que había sido privado”
Y entre los dignatarios que asumieron la puesta en funciones del Santo Oficio, estuvo nuestro José Antonio Errázuriz y Madariaga.
Consta que estaba vivo en 1816, según lo deja por escrito don José Toribio Medina. Pero después de esa fecha, desaparece nuestro personaje de las páginas de la Historia.
Sic Transit Gloria Mundi.
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