miércoles, 8 de junio de 2011

Don José Luis Claro y Cruz

Don José Luis Claro, capitán de la Compañía del Poniente. Foto 1864

José Luis Claro Cruz.
Iniciador del Cuerpo de Bomberos.

El Cuerpo de Bomberos de Santiago fue fundado el 20 de diciembre de 1863 por iniciativa de don José Luis, pero pocos conocen su historia. Sabemos que pertenecía a la rancia aristocracia pelucona, donde sus parientes dominaban la escena política y militar del sur de Chile. Su tío era el general José María de la Cruz, hermano de su madre, y su otro tío era el Presidente de la República don Joaquín Prieto. De su padre, Vicente Claro Montenegro, sabemos que era un leal o’higginista, que había combatido desde muy joven en las campañas de la Patria Vieja y que había sufrido el destierro en Juan Fernández después del triunfo realista en Rancagua (1814). Cercano a Bernardo O’Higgins durante su gobierno, va a caer en desgracia cuando el general es desterrado. Saca periódicos a favor de su admirado jefe e incluso organiza conspiraciones para traerle de vuelta, y es tanta su atosigante lealtad que el propio O’Higgins pide que se le aplique todo el rigor de la ley por estar permanentemente metiéndose en su vida de exilio.
Casado con Carmen Cruz Prieto, José Luis fue uno de los varios hermanos nacidos en este matrimonio, que se desenvolvió en las penurias de la guerra y luego de la cesantía. Al morir el padre, dona Carmen solicita el monte de piedad que le corresponde. Y en los distintos trámites a que es sometida, va apareciendo el drama de esta familia, cómo van naciendo los hijos, y las dificultades económicas que debe enfrentar.
José Luis, que había nacido en 1826,  se establece en Santiago a los once años y después abre su propio local donde comienza a entrar en contacto con los jóvenes liberales de su tiempo. Conoce a Amelia Solar Marín, de tan solo quince años e hija del destacado político de La Serena don Gaspar Marín, y de la poetisa Mercedes Marín.
Fue durante el final de la administración del Presidente Manuel Bulnes, cuando se une al grupo de disidentes encabezados por Francisco Bilbao, José Zapiola, Eusebio Lillo y Benjamín Vicuña Mackenna, quienes se oponen a la candidatura de Manuel Montt.
Y participa activamente en el motín del 20 de abril de 1851 en Santiago. El asalto al cuartel de la artillería fracasa, cayendo gravemente herido el jefe del motín, el coronel Pedro Urriola Balbontín, quien muere en los brazos de José Luis Claro y Manuel Recabarren. Con el tiempo, ambos serán cuñados.
De nuevo luchando en La Serena, finalmente debe emigrar, viajando a los Estados Unidos en tiempos de la fiebre del oro en California. De regreso, se casa con doña Amelia.

El 8 de diciembre de 1863, José Luis Claro es uno de los cientos de habitantes de la capital que observan impotentes el horroroso incendio del Templo de la Compañía de Jesús, que ha costado sobre dos mil víctimas. Mientras todos piensan en qué hacer, José Luis Claro se dirige al diario La Voz de Chile y al Ferrocarril, colocando un breve aviso, publicado casi en el último lugar de la última columna de los diarios que traen las interminables listas de personas fallecidas en la tragedia.
El 14 de diciembre, fecha en la que señala que se hará la reunión para crear una compañía de bomberos, su oficina se hace estrecha para recibir a los más de cuatrocientos vecinos que quieren integrarse. Aprobada en principio la creación de la nueva organización, José Luis forma parte de la comisión que definirá los estatutos del Cuerpo de Bomberos.
Y el 20 de diciembre, en los salones de la Filarmónica en los altos del Portal de Sierra Bella, se fundaba el Cuerpo de Bomberos de Santiago. Divididos en cuatro compañías, tres de agua y una de Salvadores y Guardia de Propiedad, José Luis Claro solo acepta el cargo de capitán de la Compañía del Poniente.
Más tarde será director de su compañía y vicecomandante del Cuerpo, siempre manteniendo un lugar secundario. Con motivo de la crisis generada por la guerra civil de 1891 contra el presidente Balmaceda, José Luis Claro es detenido por balmacedista. Cuentan que al ser interrogado por la policía, preguntándole si antes había estado preso, señaló con una sonrisa: “Sí, la primera vez por revolucionario y ahora por constitucionalista”.
Rodeado de la admiración de sus seguidores, don José Luis Claro Cruz falleció el 21 de junio de 1901.

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