Junto a uno de los monumentos descubiertos, desenterrados y traídos a Londres desde Nínive por el gran arqueólogo Henry Layard, allá por 1849. De solo pensar que ese hombre acarreó en tablones y balsas, luego en barcos y tren hasta llegar desde Irak a Inglaterra, uno siente una profunda admiración por esos personajes que sobrepasan todos los obstáculos para lograr un objetivo cultural como éste. La foto me la sacó mi hijo Andrés durante la visita de la Catorce a Londres (2008). |
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