Más allá de la festividad religiosa que implica para una importante parte de la humanidad, es un día en que se rompen las barreras de la distancia para acercarnos a esa humanidad con los brazos abiertos y un saludo de buenos deseos de regalo.
Olvidemos por un día a ese viejo pascuero tan ajeno a nosotros, ese árbol de navidad de plástico con luces intermitentes y motas de algodón, para quedarnos con el profundo sentido de un día de amor.
Pido perdón si alguien se sintió ofendido por mis palabras o mis actos.
Doy las gracias por las infinitas muestras de cariño recibidas de tantos amigos.
Doy gracias a mis hijos maravillosos y a mis amigos verdaderos.
Doy gracias por sentirme orgulloso de pertenecer, por tanto tiempo ya, a una institución como los bomberos de Chile.
Doy gracias por haber aportado cultura sin descanso, pensando que ese es el mejor alimento que podemos ofrecer.
En un año en que hemos sufrido tensiones, marchas y gases lacrimógenos, solo pedimos diálogo, entendimiento y deseos de superar los conflictos con la verdad. En la amistad no hay ganadores ni perdedores.
Solo pido que ese amor que por 24 horas inunda los espíritus de la humanidad sea algo más que el valor comercial del regalo.
A todos los que durante estos meses me han privilegiado con su amistad leyendo mis artículos en esta página, muchas gracias y feliz navidad.
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