jueves, 14 de noviembre de 2013

Un bicentenario olvidado.



En 1813 Chile se había convertido en un país intelectualmente independiente. Desde que José Miguel Carrera había asumido el gobierno un año y dos meses antes, esta lejana colonia española se había identificado con su nueva bandera, un escudo nacional y una primera constitución donde no se reconocía otras leyes que las emanadas en este país.

Era demasiada soberbia para ser permitida por el virrey Fernando de Abascal, "el Argos de los mil ojos" como se le conocía, porque todo lo observaba y todo lo vigilaba. Y así como había enfrentado los alzamientos en Alto Perú y en Quito, ahora era el turno de golpear a Chile. En enero de 1813 llegaba la primera expedición militar encabezada por el brigadier don Antonio Pareja, desembarcando en Chiloé.
Había que someter a los insurgentes encabezados por ese Carrera.

En Chiloé, Pareja recluta a las milicia y las embarca con destino a Valdivia. Ahí se le suman los regimientos de milicias y los de línea, realistas de alma y fusil. El destino ahora es Concepción, la gran plaza política y militar de Chile. Solo a fines de marzo llegaba a galope tendido la noticia a Santiago. Carrera asume como comandante en jefe de un ejército de reclutas y parte al sur.
Era una guerra civil entre chilenos patriotas y chilenos realistas.

Cómo olvidar los combates de Yerbas Buenas y San Carlos, donde los bisoños
soldados se enfrentaban por vez primera bajo la bandera de un nuevo país. Y un mes más tarde, la tricolor chilena flameaba en Talcahuano y Concepción. Y vino el sitio de Chillán, donde se había refugiado el general español, y vino la lluvia y el invierno más duro, el mismo que había derrotado en Rusia a Napoleón Bonaparte. Y el sitio de Chillán se convirtió en un fracaso. Una ciudad fortificada, con el apoyo decidido de una población totalmente realista, y con la fuerza espiritual de los sacerdotes españoles de la congregación de la propaganda fide, fueron el apoyo la salvación momentánea del general Pareja. Poco después, el general y marino fallecía en la fría ciudad de Chillán.


Pero las disensiones al interior del gobierno nacional habían abierto una brecha entre el comandante en jefe del ejército, Carrera, y el comandante de milicias O'Higgins, dre destacada actuación en el combate y sorpresa de El Roble.

En noviembre de ese victorioso y luego trágico año de 1813, José Miguel Carera
era destituido del mando por la Junta de Santiago, y caía preso de los españoles, siendo encerrado con su hermano Luis en las cárceles de Chillán.

Estos hechos ourrían hace doscientos años y era bueno recordarlo junto a ustedes.

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