martes, 7 de enero de 2014

Recuerdan a marino británico Raymundo Morris en una calle de Chiguayante


Plaza Los Héroes, atrás calle Raimundo Morris, Chiguayante
En Chiguayante, en la región el Bío Bío hay una calle que lleva el nombre del marino irlandés Raymundo Morris. ¿Quién fue ese señor y por qué tiene calle con su nombre?

Retrocedamos en el tiempo hasta febrero de 1817. Cuando el Ejército de los Andes logra la victoria en Chacabuco, entre la verdadera legión extranjera de chilenos, argentinos, franceses, ingleses, escoceses, irlandeses, norteamericanos y de muchas otras naciones, aparece un joven oficial irlandés, Raymond Morris, cuyo castellano es tan primitivo como el del resto de los extranjeros que visten el uniforme del ejército patriota.

No hemos encontrado hasta el momento datos de su infancia ni por qué se incorpora al Ejército de los Andes, pero sí sabemos que había formado parte de la marina británica y ahora figuraba como teniente de artillería. Después de Chacabuco (12 de febrero de 1817) Valparaíso está al mando del teniente coronel argentino Rudecindo Alvarado (el mismo que aparece el año siguiente involucrado en el asesinato de Manuel Rodríguez). Alvarado tiene órdenes precisas de mantener enarboladas las banderas españolas en el puerto. Y es en esa trampa donde cae el 26 de febrero la nave Eagle, de origen británico  y bautizada Águila cuando fue capturada por los españoles en Talcahuano.

Ahora entraba confiadamente en el puerto con banderas españolas flameando en los fuertes. Lejos estaban de imaginar que la nave terminaría abordada por los patriotas pasando a manos chilenas. La nave fue entregada al joven teniente irlandés Raymond Morris, quien se convertía con este acto en el primer comandante de una nave de guerra de la Armada de Chile. Por lo tanto, es el comandante más antiguo en la historia de la marina nacional.

Una vez revisada, la nave se armó con cañones y levantó la bandera chilena, la antigua, la de la Patria Vieja, con sus colores azul, blanco y amarillo. Y el Águila salió en su primera misión: revisar las costas hasta San Antonio para vigilar la presencia de naves españolas. Después recibía la orden más emocionante: dirigirse hacia la isla de Juan Fernández para rescatar a los prisioneros patriotas detenidos desde los tiempos del desastre de Rancagua (1814). Y en el comandante Raymond Morris recae la honrosa tarea, llevando en sus bodegas doscientas raciones de alimentos para los angustiados detenidos. Entre sus papeles lleva la orden de rendición del gobierno chileno al comandante de la isla, el capitán del temido Batallón Talaveras don Ángel del Cid.
El bergantín Águila alejándose de la costa

La misión se coronó con el éxito. Morris regresó con los patriotas liberados, entre los que figuraba el joven oficial de artillería don Manuel Blanco Encalada, quien muy pronto asumirá como comandante de la nueva escuadra nacional. Blanco le asigna a Morris el mando del bergantín Araucano, y con esta nave acompaña la expedición a Concepción que organiza Blanco Encalada para capturarla fragata española María Isabel. Y se logra con todo éxito el objetivo. Morris lleva a Valparaíso la gran noticia, escrita en un documento por Blanco Encalada y que lleva en su portapliegos el teniente Martin Werner  quien deberá entregarlo a las autoridades nacionales.


Capitán John Illinworth futuro almirante británico
La vida de Morris transcurre a bordo de las naves chilenas hasta que, al asumir el marino escocés Lord Cochrane como nuevo comandante de la Armada, destina a Raymond Morris como segundo comandante del capitán John Illinworth en la corbeta Rosa de los Andes, transformada en nave corsaria  para atacar a los realistas a lo largo del continente americano. 550 soldaos y marinos embarcan como voluntarios, casi asfixiándose para caber en los estrechos espacios de la nave.

La corbeta, armada y tripulada por una Babel de nacionalidades, zarpa desde Valparaíso el 25 de abril de 1819.  Las aventuras de Illinworth y Morris en la Rosa de los Andes son una epopeya en sí mismas, alcanzando las islas Galápagos y luego Panamá, cruzando un lanchón en hombros por el golfo de Darién hasta alcanzar el Atlántico, o apoyando las campañas militares de Simón Bolívar.

Después del retorno de la corbeta Rosa de los Andes, se pierde el rastro de Raymundo Morris. Solo sabemos que aún aparece en el escalafón naval como teniente 1° en 1824, hasta finalmente quedar envuelto por las brumas del olvido.

Tenemos la obligación de recuperar su historia porque en Chiguayante, en la región del Bío Bío, un pueblo agradecido ha inmortalizado su nombre.








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