En julio del año 2011 publiqué en este blog una sucinta biografía de don Vicente Claro y Montenegro, padre del iniciador y fundador del Cuerpo de Bomberos de Santiago don José Luis Claro y Cruz. Pero ahora, releyendo el documentado libro "La Contrarrevolución de la Independencia de Chile" de Cristián Guerrero Lira (Editorial Universitaria, 2002) encuentro un sorprendente dato: don Vicente Claro figura en la lista de militares patriotas deportados a las islas de Juan Fernández por el gobierno realista en 1814.
Al repasar esa lista de militares destacan además los nombres de Juan Rafael Bascuñán, en esos momentos comandante de los Granaderos de Chile, unidad fundada por Juan José Carrera en los inicios de la independencia; y se agregan Manuel Blanco Encalada, Juan de Dios Puga (de relevante actuación en los primeros combates de la Patria Vieja) y Pedro José Benavente, integrantes todos ellos del grupo de dieciséis altos oficiales desterrados en la isla presidio. Y si hacemos correr nuestro índice por la silenciosa lista van apareciendo los nombres de destacadas personalidades religiosas, también comprometidas con el proceso que vive el país.
A uno de ellos lo vamos a destacar, porque don Laureano José Díaz, presbítero de la diócesis de Concepción fue acusado de ser partidario de la junta patriótica de Valdivia de 1811, siendo por ello detenido y quedando bajo arresto domiciliario en Arauco. Pero al iniciarse la última campaña de la Patria Vieja, que va a culminar en Rancagua, el presbítero Díaz logra incorporarse al ejército patriota como capellán de los Granaderos, estando en las trincheras de la ciudad mártir prestando óleo y consuelo a muertos y heridos.
Consumada la derrota fue detenido y más tarde enviado al presidio de Juan Fernández junto a los demás desterrados.
Tampoco podemos dejar de lado a destacadísimas personalidades que integraron en algún momento el gobierno patriota como don Ignacio de la Carrera, padre de los hermanos Carrera, héroes de la Independencia, quien fuera además vocal de la Primera Junta Nacional de Gobierno en 1810; como así también al sacerdote don José Ignacio Cienfuegos, quien fuera miembro de la Junta de Gobierno de 1814, a quien debemos además recordar porque formó parte de la comisión que dio vida al Instituto Nacional en 1813.
Después de la victoria patriota en Chacabuco, (febrero de 1817) el poder político pasó a manos de los independentistas, y así como había urgencia en asumir la nueva administración, no escapó a las autoridades el destierro de sus compatriotas que, según se sabía, estaban bajo la custodia de una guarnición militar al mando del capitán de Talaveras, don Ángel de Cid. El gobierno entrega el mando de la misión de rescate al subteniente de Cazadores don Raimundo Morris, inglés al servicio de Chile, con una compañía de 25 soldados. Morris se hizo a la vela a bordo del bergantín Águila.
Nos vamos a saltar los detalles, que da para otra crónica, y solo diremos que la nave zarpó el día 17 de marzo, arribando a la isla el día 24. La misión se cumplía sin resistencia y con pleno éxito. El 31 de marzo el puerto de Valparaíso recibía con júbilo a los desterrados, etre ellos a don Vicente Claro y Montenegro, padre del futuro iniciador y fundador del Cuerpo de Bomberos de Santiago quien nacerá en 1826.
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